Demasiadas estrellas fugaces… 4


Hoy quería hablaros de transformación, de cómo transformar miedos en confianza. De la envidia, de pasar al lado oscuro. De síndromes…

Del Síndrome de Procusto y del Síndrome de Solomon.

 

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Síndrome de Procusto

Siempre he pensado que un buen líder debería estimular las conexiones entre los trabajadores que forman parte de su equipo. Pero esto no es tan fácil como pueda parecer.

Porque muchas veces, más de las que nos gustaría, aparece el egocentrismo por encima del trabajo colaborativo. La preferencia de trabajar de manera individualista en vez de aunar esfuerzos para obtener mejores resultados y ser más productivos.

La dificultad de ver al trabajo colaborativo como esa cultura diversa y colaborativa donde todos aportamos valor, cada uno desde sus capacidades y visiones, desarrollando su mejor versión.

En cambio nos abrazamos al egocentrismo, este suele ir unido al rechazo al cambio y a la insoportable pesadez del “siempre se ha hecho así”. Ufff, qué pereza, cómo me aburre escuchar esto 😉

Es una forma de trabajo reactiva, en ella se mantienen actitudes tóxicas y si no pones freno corres el riesgo de transformarte en un clon profesional y cuando menos te lo esperes estarás levantando muros de resistencia al cambio.

Se trata de una cultura de trabajo anclada en el pasado, donde se fomenta la comparación y la competencia entre los miembros del equipo. Se fomenta el individualismo frente al trabajo y el desempeño del conjunto.

Estoy segura que nos sorprenderíamos si se analizaran empresas ya que veríamos que esto sucede más de lo que imaginamos.

Hace poco leí un artículo que hablaba sobre el Síndrome de Procusto (intolerancia a la diferencia). Que me viene genial para que entendáis mejor de lo que quiero hablaros.

 

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En la mitología griega, Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si, por el contrario, era de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos, una exageradamente larga y otra exageradamente corta. (Fuente: Wikipedia)

 

Por tanto, se trata de un tipo de personalidad que desarrolla una serie de actitudes con aquellas personas que les superan en habilidades y talento, impidiéndoles destacar por su proactividad, creatividad, etc… En definitiva, para que no puedan diferenciarse.

Esto entra en colisión con lo que hablamos del desarrollo personal y profesional, del autoconocimiento, de ser tú mismo, de ser creativo, de mantener tu esencia, identificar tus valores, de hacerte visible, en definitiva de diferenciarse.

 

Con esto quiero decirte que vas a encontrarte con personas que actúan así, con actitudes intolerantes, bien porque ven amenazado su status o porque sienten la necesidad de tapar sus miedos de esta forma, hundiendo a aquellos que intenten destacar.

Aquellos que son brillantes, proactivos, con iniciativa, con ideas diferentes… Te suena verdad, todo eso en lo que tú estás trabajando y tratando de mejorar.

A la hora de captar talento también hay que tener esto en cuenta, ya que si este nuevo talento aterriza en una organización donde haya muchos Procustos, es casi seguro que su adaptación va a ser complicada, ya que estos harán todo lo posible porque los recién llegados no puedan destacar, minando y desgastando sus energías y poniendo trabas a su desempeño.

 

Pero para que estés preparado voy a contarte algunas de las actitudes y características que tienen estas personas:

 

  • Intolerancia a la diferencia.
  • Fundidores de sueños. Intentarán adaptar tus sueños a sus limitaciones mentales. No sea que lo hagas y te salga bien.Señalo_estrellas_fugaces
  • Intentarán anclarte y que te adaptes a su zona de confort o mundo de mediocridad; porque cualquier pequeño cambio que lleve a la mejora, será visto como una amenaza. Ya que tendrá que adaptarse a una nueva forma de hacer las cosas que los sacará de su zona cómoda. Y eso precisamente es lo que no quieren.
  • Limitarán tu creatividad y tus capacidades para que no se perciban sus carencias.
  • En contra de la innovación. No les gustan las personas emprendedoras.
  • Carecen de flexibilidad. La flexibilidad promueve la adaptación.
  • Suelen acaparar todas las tareas.
  • Rechazo al cambio como amenaza.
  • Distorsión de la realidad. Cuando tengas una visión o una idea diferente, ellos lo verán como un error o algo absurdo, para no tener que cambiar, y por miedo a verse superados profesionalmente.
  • Buscarán aliados para ponerlos en tu contra ya que para ellos representas una amenaza.
  • Suelen generar ambiente tóxico.

 

Así que ya lo sabes, estos trabajadores que actúan así están bajo el Síndrome de Procusto… cuanto antes los detectes mejor preparado estarás para saber cómo combatirlos.

Y no te olvides que Procustos puedes encontrarte en todas las áreas de tu vida, no solo en el entorno laboral.

 

Síndrome de Solomon

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En el lado opuesto tenemos el Síndrome de Solomon (la influencia del grupo). Solomon Asch fue un psicólogo estadounidense conocido por sus trabajos pioneros en psicología social.

En 1951 realizó una serie de experimentos sobre la conformidad, donde terminó demostrando que la presión social ejercida sobre las personas puede inducirlas al error. Aquí podréis encontrar explicación sobre el experimento que realizó.

 

“La conformidad es el proceso por medio del cual los miembros de un grupo social cambian sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría”.

Solomon Asch.

 

Se trata de una conducta que nos lleva a evitar destacar o sobresalir sobre los demás. Somos seres muy sociales y esto nos lleva a ajustarnos a la opinión del grupo aunque no estemos de acuerdo con la opinión del mismo, todo ello porque nos preocupa lo que puedan pensar de nosotros.

Esto está estrechamente unido a la deseabilidad social, que es nuestra forma de responder o seleccionar aquellas respuestas que mayor aceptación social tienen, independientemente de que para nosotros sean correctas o no. Las elegimos porque las elige la mayoría.

 

¿Por qué actuamos así?

Miedo a destacar, a brillar, a ser auténticos… Miedo a ser tú mismo al rechazo social, a juicios que podamos recibir y con los que no somos capaces de lidiar. Déficit de autoestima. Falta de confianza y seguridad en ti mismo. ¿Te valoras como te valoran otros o por el contrario te infravaloras?

Tratas de ajustarte al entorno, al grupo, a no destacar para terminar adaptándote a no sobresalir. Te conviertes en un sucedáneo de ti mismo, en alguien que trata de encajar en su entorno para ser uno más.

Al final terminas convenciéndote a ti mismo de que no eres brillante, de que eres uno más y caes preso de tus creencias limitantes y entras en una espiral. Es entonces cuando ves a los otros cómo dan pasos, cómo rompen con sus miedos y en definitiva cómo son felices y ves que tú no eres parte de eso y es cuando surgen las envidias que para muchos es la manifestación de un profundo complejo de inferioridad.

 

¿Qué hace contigo la envidia?

Te envenena, te paraliza, te hace criticar a esos que están en acción, a esos que están confrontando sus miedos. No te dejes atrapar por ella, se trata sólo de una excusa para no hacer nada. De este modo es más difícil que puedas alegrarte por los éxitos de los demás o de las cosas buenas que le suceden a los que te rodean. Vives frustrado y aparece el complejo de inferioridad que te hunde aun más y que no te permite hacer cosas.

Por tanto, hay que atreverse a ser auténticos, a pasar al lado oscuro. Hay que atreverse a atreverse. Pero ten cuidado porque los demás quieren que te vaya bien, pero no mejor que a ellos.

Piensa siempre que lo que tienes es consecuencia de tus actos. Es la ley del karma social, lo que das recibes.

 


Acerca de Olga Ferrera

Facilitadora del cambio de Actitud. Coach en Orientación Profesional. Prospectora de empleo. Gestión del Cambio y Marca Personal para el Empleo.

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4 ideas sobre “Demasiadas estrellas fugaces…

    • Olga Ferrera Autor

      Muchísimas gracias por tus palabras Bibiana, encantada de compartir contenidos con todos los que me leéis. Si además aportan una visión diferente que nos hace pensar y cuestionarnos la forma en que estamos haciendo las cosas y nos da pistas de cómo actuar en diferentes situaciones o con aquellas personas que nos rodean, misión cumplida.
      Un abrazo y bienvenida, esta es también tu casa…

  • Armando

    Olga: Excelente artículo, no es otra cosa que la mismisima realidad del día a día de muchas personas que viven con el sindrome del impostor y no conocen la salida a esta situación. Artículos como este ayudarán a quien lo lea a mejorar su confianza y autoestima.

    • Olga Ferrera Autor

      Muchísimas gracias Armando, por comentar y por lo que dices. Todo ello puede hacer dudar de las propias capacidades y habilidades unido al miedo al fracaso, lo cual nos hace mantener bajas expectativas sobre nuestros resultados, a pesar de haber tenido éxitos en otras muchas ocasiones. No hay que dejarse arrastrar por estas personas y por estos escenarios, hay que ‘pasar al lado oscuro’ y actuar, no dejarse arrastrar por la masa.
      Saludos.